El mes de Agosto, al tiempo de ser el mes de las Infancias, también guarda una serie de acontecimientos que deben ser tenidos en cuenta y hacer una reflexión sobre ellos si de algún modo queremos cuidar de «Verdad» las infancias… claro, hay unas efemérides muy lindas que recordamos con regocijo y va que coinciden con otras que son objeto de una profunda reflexión, y resulta que coinciden por su contenido dramático… y las recuerdo porque olvidarlas deja la posibilidad que sigamos cometiendo el mismo error…
El 9 de Agosto el secretísimo Proyecto Manhatan llegaba a su cumbre con el lanzamiento de la bomba «Fat Man» (basada en Plutonio) en la serrana ciudad de Nagasaki… fue la segunda bomba atómica en ser usada como arma, pues el día 6 de aquel Agosto de 1945, un avión bombardero Estadounidense, denominado Enola Gay dejó caer en Hiroshima la «Little Boy» (basada en Uranio) y unos pocos días más atrás, el 16 de Julio, a modo experimental, en el desierto «Jornada del muerto» (Alamogordo, EEUU) estallaba «Trinity» dejando pasmados a los pocos espectadores… militares, científicos y obreros…
«Little Boy» y «Fat Man» dejaron un saldo de más de 120.000 víctimas instantáneas, pero no fue solo de momento… los efectos posteriores, las heridas y enfermedades por radiación, para fines de ese año elevaron la cifra a más de 240.000 victimas…
Imaginemos… dos veces una ciudad como Venado Tuerto, Junín o Rafaela, desaparecida en menos de medio año.
Hiroshima y Little Boy son recordados como el arma que detuvo la guerra… (muchos historiadores no concuerdan con ello), también la recuerdan como la peor bomba de todos los tiempos… yo me voy a permitir pensar que la peor fue la de Nagasaki… que ni siquiera era el objetivo original y ya se tenía dimensión de los efectos… también pienso que peores son todas las otras que se han construido (en total, al menos 2321 se han hecho explotar en distintos lugares de la Tierra) muchas de ellas hacen parecer a Trinity, Litle Boy y Fat Man como simples «Bombitas» y están como infiernos latentes a la espera de un «dedo irresponsable» que presione el «botón rojo» que de lugar a la devastación…
Pareciera que el destino persigue a Agosto, ya que sus primeros días están signados en la historia por la tragedia… el 4, en plena Pandemia un almacén con material explosivo, conmociona al mundo desde Beirut (capital de El Líbano) con una explosión que dejó media ciudad devastada…
El 6…Rosario, Argentina 2013… calle Salta… una pérdida de gas provocó una terrible explosión que dejó 22 víctimas, 88 heridos y más de 100 viviendas destruidas… coincidiendo con Hiroshima del 45…
Y finalmente Nagasaki el 9 de Agosto de 1945…
Todos los acontecimientos se parecen por la fecha y por la devastación provocada, pero principalmente porque no deberían haber ocurrido… porque son el resultado de la inclemencia y la negligencia… A través de la tecnología, tenemos la dolorosa posibilidad de observar al instante la devastación de lo ocurrido… y aunque nada que hagamos ahora puede cambiar lo que ocurrió, si puede cambiar el futuro…
Y para construir el futuro, por qué no recordar el pasado… el 6 de Agosto es el Día de la Transfiguración del Señor… para algunas congregaciones el «Día del Divino Maestro»… el día en que Jesús junto con Pedro, Santiago y Juan, suben al monte Tabor a orar…
Que apropiado resulta, porque todos los afectados del pasado y del presente necesitan de apoyo… y bien puede ser una Oración en cualquier idioma y de cualquier credo…
No soy un fiel practicante, pero si aprendí a tener «Fe», y creo que la oración de aquel momento debe haber pedido que el «Odio» no anide en el corazón de los hombres… ese «Odio» que hace que se empuñen armas, que se degrade al hermano, que se aproveche del desvalido, que se aprieten los botones de la destrucción… que se dejen cosas sin hacer o que se hagan irresponsablemente…
También es el mes de las Infancias… qué Ejemplo estamos dando a nuestros niños con guerras que no terminan… y si lo hacen es para comenzar una nueva. Que Mensaje les damos cuando el «hombre» se mata a sí mismo… que Futuro les espera en medio de la devastación del Planeta?
Y yo me sumo al Ruego de mi amigo el Dr. Juan Antonio Piñeyro… un Ruego que atraviesa la historia recorre el mundo y nos dice: «Alto el fuego… ALTO EL FUEGO…!»