«Lejos de la tierra,
cerca del recuerdo de un trigal,
se me deshoja así
la noche azul
y me pongo a cantar…
y pienso en la niñez
llena de luz,
Árbol de Navidad.»
«Lejos se desgrana,
como una cascada la canción,
va perfumado así
como una flor
la más dulce ilusión…
Va trasnochado así
al corazón
aires de Zamba son…»
«Duerme la noche del ayer…
la quiero desvelar,
porque me acarició
la soledad
y me pongo a cantar…
Que baile el corazón
al repicar
Campanas de Navidad…»
«ÁRBOL DE NAVIDAD»
Letra y Música (que todavía no puede ser develada por ignorancia del suscripto) Celia Giménez
Ha llegado nuevamente el 8 de diciembre… Día de la Virgen para la Fe Cristiana… y por distintas tradiciones, es el día en que se arma el Árbol de Navidad para celebrar a María y preparar la llegada de Jesús el 25…
Aunque no se profese la misma Fe, sí podemos compartir el mensaje…
Un mensaje de amor por sobre todas las cosas… y es, sin lugar a dudas, algo que estamos necesitando, compartir la Esperanza, la Fe y el Amor…
La elección de un Árbol para que proteja la Casa de la Familia que representa el famoso pesebre, es un mensaje de humildad, de generosidad y de fortaleza…
Es así que comenzamos a desempolvar el adorno que por más de un mes será el centro de nuestros hogares…. y comenzamos con una pila de esperanzadas ilusiones… pero con ellas también van nuestras frustraciones… las cosas que deseamos y necesitamos y a las que no hemos podido ni podremos acceder…
Por eso al armar este árbol, mi árbol virtual, comenzaré con la frase que dice: «No tengo todo lo que QUIERO, pero QUIERO todo lo que tengo…» y me despojo de todas las cosas y sucesos que han golpeado mi Espíritu y mi Alma, para que quede de ellas solo el valioso aporte de la experiencia…
Y en ese «todo lo que tengo» están esos afectos que adornarán con su luz mi Árbol de Navidad…
La imagen es la del Ginko Biloba del patio de casa… Árbol joven pero más frondoso y alto que el año pasado, con su espíritu milenario que atesora la Vida… y para Navidad la Esperanza…
La vorágine de este mundo nos hace víctimas del consumo, no sólo de cosas materiales, sino que también nos impone tradiciones ajenas, nuevas conductas y hasta comidas incorporamos en aras de un festejo del cual, muchas veces olvidamos la esencia… «el nacimiento y la esperanza en la vida renovada»…
Creyentes o no, todos vivimos esta fiesta alentando esperanza y fe…
Por eso mi árbol tiene la luz de tantas amigas y amigos que, como las hojas del Ginko, de modo simple, dan importancia a cada rama, ellos dieron importancia a cada etapa de mi vida…
Infaltables son los Amigos de la infancia y la adolescencia (ya me parece ver sus caritas alegres y sus sonrisas cómplices) con ellos compartimos ideales y emociones con la pureza de la edad y por las razones de la vida se han ido de nuestro lado, pero ni el tiempo ni la distancia los quita de nuestro corazón…
Los Amigos de estudios, de la profesión y del trabajo, con quienes los ideales no fueron tan utópicos pero las emociones más profundas… y los proyectos concretos… sin embargo, sumergidos en el mundo del trabajo, más de una vez no notamos la importancia de su presencia… tengo el privilegio de decir que en cada lugar en el que estudié y trabajé fue como estar en casa con la familia…
Ahora el tiempo me regaló unos amigos nuevos a los que llamo Amigos del agua y del viento… con ellos he compartido pedaleos, cruces de lagos, los divertidos «entrenamientos» y deliciosas sesiones de recuperación de energías donde nos vemos «de verdad», sin todos esos artilugios para nadar… y doy Fe, que es maravilloso reunirse para saborear los manjares que no son solo culinarios, sino que el alma se alimenta de la grata compañía… Otros, como estos, son los Amigos de la música, inesperados amigos con los que al son de canciones nos deleitamos con la magia que al cantar embriaga con el dulce sabor de las notas… y este año fue difícil, pero igual llegaron realizaciones, espectáculos, canto, reuniones y proyectos… la Música, que ordena países, nos renueva la razón de vivir con alegría…
Todos los Amigos curan, pero algunos se dedican a eso de diferentes modos y eso los hacen doblemente importantes cuando intervienen en nuestra vida con la cura de su amistad y su sabiduría.
También están los amigos de la Radio, la valiosísima y grata compañía que desde la mañana temprano hasta bien entrada la tarde van quitándome la soledad con noticias, juegos, sorteos… regalándome alegría y compartiendo novedades… buenas y malas, pero siempre buena onda en cualquier circunstancia…
Los amigos que escriben, de los que tuve el privilegio de compartir escrituras y aprender mucho… y los amigos que leen, y cada tanto me premian con un «me gusta», en este juego de escribir…
Si los amigos son familia, la familia es también el sostén inquebrantable para poblar mi árbol… Mis hermanas con sus respectivos compañeros y su descendencia… queridos sobrinos y sobrinas… Unos aquí a un paso en Rosario y Bermúdez y otros por Brasil… Los primos por parte de «la Beba»… por suerte unos aquí en Venado y otros diseminados por el mundo, en Israel, Estados Unidos o Europa… La familia de Susana, desplegada en Córdoba, Mendoza, Santiago del Estero, Rosario y también en Francia, Italia y Alemania… Y los Giménez del Profe, que añoro y gratamente me he encontrado con las primas y primo Basualdo Giménez con mi prima Marissa que es la punta de un ovillo que deberé «desenmarañar» y encontrar a todos por fin.
Adornando mi árbol voy llegando al final con lo que es la savia… Alejandra, la mujer que me acompaña ahora, sus hijos y los míos más sus compañías… y su descendencia… El Capitán Didier que ya tiene ocho años, con el que este año he podido compartir sus andanzas… la Maravillosa Emilia, que este pronto cumplirá sus seis añitos y estará el próximo año usando guardapolvo blanco… y ya es «hermana mayor y con Lola de un añito nos tienen en vilo con sus andanzas y su ternura. Las nietas de Ale, Clarita, Juliana y bienvenido Ciro el varoncito del grupo, hermano menor de Clarita.
Pero ningún árbol se sostiene sin buenas raíces… En ellas está la memoria, los amigos que se fueron dejando huellas en el alma y los amores que nos han dejado pero nos siguen solventando el alma… Mi Mamá, mi Papá y Susana…
La Estrella de mi Árbol está iluminada por familia que se ha ido en este año, pero siguen en mi corazón porque fueron impulso, refugio y luz… Raúl Poussif, primo de Susana; Elda Poussif, su mamá y mi hermana Celia Giménez, la autora de la canción del principio.
Este como tantos ha sido un año muy difícil… quizás más malas que buenas, sin embargo, las buenas traen una luz de Esperanza y las malas nos van dejando importantes experiencias, cosas que no deberíamos repetir y actuar con Responsabilidad y Empatía…
Voy a incluir como riego para mi Árbol, a todas las personas que nos han dejado, por diferentes motivos… porque detrás de ellos hay otros que sufren… y ese sufrimiento, de algún modo, nutre la savia que fortalece el Árbol… por eso deben seguir Esperanzados…
Ahí esta armado mi Árbol de Navidad… probablemente me ha faltado alguno, con las disculpas del caso, está invitado a «colgarse»… El costo de los adornos ha sido la maravillosa inversión de vivir… Espero estar colgado adornando algún Árbol …
Finalmente es mi deseo que cada uno pueda armar el suyo con Fe y con un profundo deseo de Paz, Esperanza y Felicidad…