Si se acuerdan de Moisés, en el Antiguo Testamento, libro común a muchas religiones, la liberación y salida del pueblo judío de Egipto inicia una celebración conocida como Pascua o Pesaj y que simboliza el «paso» o «salto» del «pueblo elegido» desde una vida esclavizada a su libertad…
Pero después, ese pueblo estaba nuevamente sometido, esta vez por la dominación romana y esperaba la llegada de un Salvador… Que llegó, pero para salvar a la humanidad… con un «Nuevo Mandamiento» que resumía los 10 anteriores… «Ama a tu prójimo como yo te he amado»…
Y allí empezó una nueva Pascua… el paso a la Vida Eterna…
Y el más grande acto de amor es representado por una de las más cruentas formas de castigo… la crucificcion, para que la grey Cristiana no olvide su sacrificio…
Sin embargo el mensaje de Jesucristo es más que una imagen doliente y crucificada…
Como en la canción «La saeta», el Cristo verdadero es «el que anduvo en la mar»… el que estaba con las necesidades de cada uno…
En aquel tiempo la Lepra hacía que se rechazara a los enfermos y se los marginara a cuevas en las afueras de la ciudad… allí familiares y amigos les acercaban agua y alimentos… Jesús curó a los leprosos con Fe… Ahora seguramente vendrá por nosotros, pero a la Fe y a las oraciones debemos agregarles coherencia… no deberíamos olvidar lo aprendido en el cercano tiempo de pandemia, o de las guerras que han pasado para no multiplicarlas como hoy está sucediendo.
Esta debería ser una nueva Pascua, un nuevo Pesaj, un nuevo Paso… con el que pudiéramos dar ese Salto a una Vida mejor… una vida de Amorosa Hermandad…
La Pascua no deja de ser una fecha comercial dedicada al paseo, a la compra de costosos artículos que resignifiquen nuestra Fe o a la preparación de «manjares» que den muestra de cierta «humildad» con un ayuno de carnes rojas… pero como los tiempos de Dios son perfectos, siempre estamos a tiempo para meternos de verdad en la Pascua… y hacer el «Ayuno»… que no tiene tanto que ver con la comida… porque debemos «Abstenernos» de Odiar, de Discriminar, de Ignorar, de Envidiar, de Relegar, de Olvidar… también debemos hacer Ayuno de la Soberbia para alimentarnos de Empatía y dejar las Broncas de lado para dar lugar al Amor…
O será que estamos mirando el lugar equivocado, o que estamos viendo la Imagen equivocada… que pensamos solo en nosotros y nos cuesta mirar a los demás… será que no entendemos que, ese Galileo al que le pedimos todo el tiempo que llegue a nuestra vida y solucione nuestros problemas puede también llegar a otros a través nuestro y a nosotros por medio de algún generoso desconocido…
Quizás no notamos que el «necesitado» no tiene un «color» de piel, ni es de una «clase» social, pero la pobreza (sea económica o de espíritu) genera más necesidades… y allí en las necesidades estará el Nazareno…
Y también estará en las cosas simples… en la Familia reunida, en los Amigos…
Ya sea alrededor de los Huevos o los Conejos de Pascua, con empanadas de Vigilia, una mesa de Pastas o Pescado a la «como lo hace Mamá»… cualquiera sea la opción no falte el AFECTO, abunden los ABRAZOS y todo se inunde de AMOR…
Que en este tiempo de Pascua llegue a nuestros corazones la Fe y la Esperanza que tanto nos hace falta… y seamos redimidos… pero mejores…
Muy Felices Pascuas!!!!

POEMA: La imagen equivocada
AUTOR: Martin Valmaseda Santillana
-¿De qué quiere usted la imagen? –
Preguntó el imaginero
Tenemos santos de pino,
hay imágenes de yeso,
mire este Cristo yacente,
madera de puro cedro.
Depende de quien la encarga,
una familia o un templo,
o si el único objetivo,
es ponerla en un museo…
– Déjeme, pues, que le explique,
lo que de verdad deseo.Yo necesito una imagen,
de Jesús, el Galileo,
que refleje su fracaso
intentando un mundo nuevo,
que conmueva las conciencias
y cambie los pensamientos,
yo no la quiero encerrada
en iglesias ni conventos.
Ni en casa de una familia,
para presidir sus rezos,
no es para llevarla en andas
cargada por costaleros.
Yo quiero una imagen viva
de un Jesús Hombre sufriendo,
que ilumine a quien la mire
el corazón y el cerebro,
que den ganas de bajarlo
de su cruz y del tormento,
y quien contemple esa imagen
no quede mirando un muerto,ni que con ojos de artista
solo contemple un objeto,
ante el que exclame admirado
¡Que torturado más bello!
– Perdóneme si le digo –
responde el imaginero –
que aquí no hallará seguro,
la imagen del Nazareno.
Vaya a buscarla en las calles,
entre la gente sin techo,
en los hospicios y hospitales,
donde haya gente muriendo,
en los centros de acogida
en que abandonan a viejos,
en el pueblo marginado,
entre los niños hambrientos,
en mujeres maltratadas,
en personas sin empleo.
Pero la imagen de Cristo,
no la busque en los museos,
no la busque en las estatuas,
en los altares y templos.
Ni siga en las procesiones,
los pasos del Nazareno,
no la busque de madera,
de bronce, de piedra o yeso,
¡Mejor busque entre los pobres
su imagen de carne y hueso!