En el día del Mecánico y debemos obligatoriamente acordarnos de estos «Amigos» que hacen que nuestros viajes se puedan concretar con felicidad, al menos en lo que respecta al medio de movilidad…
Por lo general ellos tienen más aprecio por los vehículos que los propios dueños…
Mi Papá era «fierrero» y visitaba los talleres con asiduidad, por lo que tuve la oportunidad de ver los talleres desde su interior y entender un poco del funcionamiento de los motores… así que, por los servicios que se intercambiaban con el «Profe» Gimenez, pude conocer talleres donde se preparaban Autos de Carreras (en aquel tiempo se conocía como «Limitada del 27»)…
En Teodelina… la de las calles anchas, conocí los talleres de «Beruato», «Permingeat», «Hernández», «Crespi», «Salanueva»… a veces mi papá iba para traducir algún manual u otra cosa; yo lo acompañaba y golpeaba algunos fierros, juntaba otros, mientras intentaban explicarme de válvulas y pistones…
Tiempo después, ya con vehículo propio, me tocó ingresar a un taller… por las razones que impone el amor, estaba residiendo en María Teresa…
El Torino naranja tenía un funcionamiento sospechoso, y me dijeron: «llévalo de Miguelito»
Así conocí a Miguel Gardeñes…
Casi siempre su ropa era de grafa azul, con la camisa prendida hasta arriba… no condecía con lo que yo conocía de Mecánicos… no era grande… más bien bajo y muy limpio… claro, cuando vi su taller… perfectamente ordenado, todo limpio, las herramientas relucientes se notaban usadas, lo que significaba que pasaban muchos vehículos por allí… una chispa de docente había en su interior, porque tenía tendencia a explicar lo que iba hacer y por qué… y encontró en mi un auditorio adecuado… y yo encontré un «Amigo»…
Allí llevé los Torinos, el Falcon, el Fiat y alguna vez el Corsita y aunque los autos no se rompieran o fallaran muy seguido, como me quedaba de paso a la Escuela, al regreso paraba un rato… «pa’ chusmear nomás»… y allí me enteré de más cosas que tejían nuestra relación más allá de la que se imponía entre Mecánico y Cliente…
Su señora fue profesora de guitarra de la mía (las dos se llaman Susana) y el era Amigo, casi hermano de un primo de Susana, que actualmente vive en Córdoba… Y yo ya era profe de sus hijos…
Con el tiempo yo me vine a vivir a Venado Tuerto y requerí de Mecánicos en la ciudad, pero cierta vez de paso por María Teresa lo vi en la vereda; paré y tuvimos una charla cortita… estaba cerrando el taller… nos saludamos y nos deseamos suerte… hoy desearía que la charla hubiera sido larga…
para contarle cosas… por ejemplo que sus hijos, de los que siempre estuvo orgulloso, también lo admiraban… aún siendo un hombre de mediana estatura, era un Titán capaz de todo… y como buen Mecánico supo armar muy bien los mecanismos del Motor Familiar…
También quisiera decirle que le hago caso a sus consejos…
«Si vas a fondo, no vas a llegar antes, es muy probable que no llegues… además, te perdés el paisaje, ir a fondo es para los circuitos y las carreras»
«Si levantas el pié del acelerador cuando estás lejos del auto de adelante, del semáforo o de la loma de burro, vas a gastar menos los frenos»
«Las vías, los baches y las lomas de burro, pásalas despacio así sufren menos los amortiguadores»
«No te olvides de revisar el aceite y el agua antes de salir»
Quisiera agregar que extraño llegar a su taller y ver que parecía que algún vehículos se lo estaba tragando, pues de cabeza debajo del capó acomodaba piezas, ajustaba tornillos, regulaba carburadores… y luego, en medio de unas explosiones el motor arrancaba con un ronroneo sistemático y parejo… y sonriendo se asomaba y me decía: «ya te voy hacer lugar para tu vehiculo»
Como tantos «Mecánicos», muchas veces, sin horario, trabajó hasta tarde para resolver el problema y asegurarme un buen viaje para luego, volver a su casa engrasado hasta los pelos, pero feliz de haber cumplido un servicio…
El 24 de Febrero es el día del Mecánico automotor y en la memoria de mi Amigo «Miguelito Gardeñes» quiero desearle muy feliz día a todos los que se esfuerzan para que tengamos nuestro vehículo apto para viajar y también quiero recordar a quienes en el pasado se ocuparon de muchos de los vehículos, propios o ajenos, que me llevaron por las rutas Argentinas…
Junto a los que nombré al principio están Pedro Di Rosa y Jorge Fernández que arreglaron mi auto en San Gregorio…
Ahora en Venado Tuerto, las cuitas de mi auto las atienden Matías López, Fabricio Menegossi y Mariano Quiroga…
En el recuerdo también está el flaco Eduardo «Ganga» Betes que seguramente está junto con Miguelito Gardeñes en el cielo de los Mecánicos, regulando válvulas, calibrando carburadores y puliendo camisas para cilindros de autos celestiales…
A todos ellos, los del pasado y los del presente, los de autos y los de motos, los que se fueron y los que siguen ajustando tuercas… quiero desearles un muy feliz día! Y Muchas gracias por las atenciones que me han dispensado, y el crédito que me otorgaron!
Les deseo que al accionar la llave, la corriente fluya desde la batería al burro de arranque y en las vueltas del cigüeñal las bujías tengan buena chispa, el distribuidor distribuya, las válvulas se abran y cierren en el momento conveniente, los carburadores carburen y los inyectores inyecten! Las levas tengan el cruce adecuado y los pistones compriman en el cilindro una atmósfera con la justa cantidad de combustible que explote sistemáticamente fruto de una buena chispa… y puedan alegrarse con el sonido, que por el escape, nos regala esa sensación de poder en cada acelerada… y así, el vehículo en perfectas condiciones nos será entregado para nuestra felicidad y el orgullo del Mecánico!