Sin embargo, y sin recurrir al Martín Fierro para lavar este mal momento de Don José, voy a contar una anécdota que es una muestra cabal del verdadero servicio que un actor político le debe a la  Patria:
«El gobierno del doctor Rocha decide confiarle la misión de estudiar las razas preferibles y los métodos pecuarios de Europa y Australia, para lo cual debía dar la vuelta al mundo, siendo costeados por la provincia todos los gastos de viaje y estudios y rentado con sueldo de 17 mil pesos moneda corriente mensuales durante un año, sin más obligación que presentar al regreso un informe que el gobierno se comprometía a publicar.
José lo rechaza y por supuesto su hermano también por respeto a él.
Como el gobernador insistiera en que se necesitaba un libro que enseñase a formar las nuevas estancias y fomentar las existentes, le contestó (José Hernández) que para eso era inútil el gasto enorme de tal comisión; que las formas y prácticas europeas no eran aplicables TODAVIA a nuestro país, por las distintas condiciones naturales e industriales; que la selección de razas no puede fijarse con exclusiones por depender del clima y la localidad donde se crían y las variaciones del mercado, que, en fin, en pocos días, sin salir de su casa, NI GRAVAR EL ERARIO, escribiría el libro que se necesitaba.
Escribió «Instrucción del estanciero», que editó Casavalle y cuyos datos, informaciones y métodos bastan para formar un perfecto mayordomo o director de estancias y enseñarle al propietario a controlar sus administradores.»
Y Don Dardo, pobre, no sólo fue criticado fuertemente, sino que el Presidente Roca aunque pertenecía a su mismo partido «Partido Autonomista Nacional » PAN, no asistió al acto y propició el desprestigio de Rocha para evitar sus aspiraciones al cargo de Presidente en el futuro…
Igualmente, El Dr. Dardo Rocha, tiene muchísimas obras que le dan el brillo de un Gran Hombre de bien, pero quiero detenerme especialmente en sus palabras en el momento de la colocación de la «Piedra Fundamental» en la fundación de la Ciudad de «La Plata»:
«Hemos dado a la nueva capital el nombre del río magnífico que la baña, y depositamos bajo esta piedra, esperando que aquí queden sepultadas para siempre, las rivalidades, los odios, los rencores, y todas las pasiones que han retardado por tanto tiempo la prosperidad de nuestro país.»
Cuánta falta nos están haciendo políticos como Hernández y Rocha… en estos momentos en que nuestra Patria se desangra…