Las tizas no se manchan con sangre

Homenaje a Carlos Fuentealba, pensándolo en esta ficción como una persona indivisible, su «todo» fue su tarea, su esposa y sus hijas, mas su cuota de integridad!

El Rey
Y lo vio partir, con el paso decidido que siempre fue su característica, con la mirada al frente acostumbrado a superar los desafíos y obstáculos que la vida pone
Si hubiera sabido…
Si hubiera sabido, lo habría retenido… le habría dado un abrazo más fuerte, un beso más apasionado, le habría dicho mil veces “te amo” para escuchar su respuesta cálida “y yo también”… habría llamado a las niñas para decirles “abracemos a Papá” … habría tomado otro mate, otro café… habría deslizado suavemente la mano por su mejilla y sentir la de él, acariciando delicadamente su cabello y sus hombros…
Pero no sabía… y con cierta nostalgia vio partir a su Rey – porque ese título lo tenía en casa antes que en la escuela, aunque no se dijera nada sobre ello – y allí iba el Rey, a reclamar los derechos de todos para tener una mejor educación… una vida digna de los esfuerzos que se realizan…
Las tareas de la casa, los planes para las clases no impiden continuar pensando… pensando en como las autoridades hacen difícil el crecimiento del pueblo, tantas veces lo comentó Carlos. Poco a poco la cosa tiene que cambiar, la balanza se tiene que enderezar alguna vez!!
Tampoco imaginaba que la intolerancia se escondía disfrazada de autoridad para buscar su rédito, para cobrar su cuota habitual con el desenfreno y la violencia.
Por eso Sandra esperaba pacientemente el regreso de su Rey
Y volvió… pero del modo menos esperado
Quizás, en algún momento un pensamiento intenso, una conexión, un presentimiento, le asaltó con gran preocupación… y llegó como un ramalazo, un golpe brutal… por el teléfono, o por un amigo, la vecina o las noticias…
La cosa estaba mal!!! Desbarataron la protesta con desmedida represión.
Camiones hidrantes, gases lacrimógenos, hombres acorazados con el mandato de ordenar, disparando contra quienes tienen de coraza un guardapolvos blanco y por armas una tiza, una pluma y un libro con el mandato de justicia e igualdad… que desgraciada diferencia
Y la violencia que se hace presente cuando no hay argumentos, cobró su víctima.
Hay que correr, llegar al Hospital y ver… ver…
Y la cruda realidad muestra una imagen desgarradora… un cuerpo inerte apenas aferrado a la vida… muchas caras tristes con su mirada baja y los ojos inundados de lágrimas, algunos brazos que se extienden para tocarla a modo de consuelo y solo consiguen rozarla… y su desconsuelo suelta el llanto…
Sandra está en la puerta de su casa… tiene sus hijas de la mano… cierra los ojos y ve… ve como su Rey se aleja, gira la cabeza y sonríe, la saluda con un ademán y continúa su camino… abre los ojos… y solo ve la calle vacía, los vuelve a cerrar, y al apretar las manos de Ariadna y Camila… siente un abrazo que las envuelve… y tiene allí una doble certeza!!! No es consuelo, sin embargo… aunque su presencia física no será posible… el Rey siempre estará para proveerle la fortaleza necesaria para seguir adelante, como un emblema… y cuando alguien diga CARLOS FUENTEALBA, el responderá a través de su voz, con la de sus hijas y con la de miles y miles… con voz fuerte de eternidad!!! PRESENTE!!!! AHORA Y SIEMPRE!!!!

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