Majestuosa

Cuando Einstein desarrolla sus Teorías de la Relatividad «hace más de 100 años», ese concepto de que las cosas no siempre son lo que son se traslada a todos los ámbitos de la vida… Aún antes que él, Ramón de Campoamor, desafiaba lo absoluto cuando escribía:  

«Y es que en el mundo traidor
nada hay verdad ni mentira:
todo es según el color
del cristal con que se mira»

Frase que llevó el nombre de «Ley Campoamor»… y supone admitir que nada vale, que ningún valor es inmutable, que inevitablemente impera el subjetivismo y el mundo y la gente no son confiables…
Sabiendo esto… miramos a los demás con desconfianza… y argumentamos demasiado antes de creer…
Sin embargo… existe un absoluto… como la salida del sol en cada día… que trasciende el tiempo y el espacio… no hay Doctrina que lo cambie…no hay Arte que no lo alabe… no hay reja que pueda encerrarlo… y está activo todo el tiempo…
Es el Amor de una Madre… para ella no existen relativos… es un Amor profundo y eterno… porque va a trascender su propia vida… no sabe de oscuridad porque es luz…
Inevitablemente somos hijos de Madres…
A los varones, si la fortuna nos acompaña  tendremos  por compañeras a Madres… por ellas entraremos en la gracia de la Paternidad… y si nuestra suerte continúa… seremos padres de quienes van a ser madres… y será una felicidad ver la vida creciendo en una panza redonda…
Pero todo esto que vemos con tanta naturalidad no es tan simple, con la pancita que crece, se hinchan los pies, el cuerpo empieza a tener otra forma, debe acomodarse a ese peso extra y cambia la postura, dolores de cadera, náuseas y cambios de humor, serán un patrón por el que pasa la Mamá… y ella igual lo transita con esa felicidad esperanzada propia de su condición… cualquier masculino diría que no quiere pasar por eso… pero esto es apenas el principio, pues ese cuerpito con vida no solo ocupa espacio y limita el movimiento de los pulmones, también se extiende, patea y gira… desde afuera nos parece simpático ver asomar en la panza tersa, protuberancias que pueden ser los piecitos, la cabeza, un codo, una rodilla… El Amor hace que la Madre lo vea así, cuando está resistiendo con Ternura en cada golpe…
Y llegará el día… y ahí sí veremos el valor hecho Mujer… si el parto es normal y te consideras bien «Macho», irás con tu mujer a la sala de parto, le tomarás la mano, la acompañarás en el jadeo, la ayudarás a pujar, te bancarás los gritos, la ayudaras a relajarse…
Hay unos cuantos que llegan hasta ahí… pero son más los que se quedan afuera… Los más valientes se animan a asomarse y recibir la vida que llega en medio de gritos, resoplidos y un esfuerzo descomunal… Bravo! Muchos en ese punto se retiran apenas ven asomarse la coronilla entre las piernas de la Madre…
Si el parto es por cesárea, no podrás entrar pero igual asiste a tu mujer apenas salga…
Y si todo esto ocurre… serás como tantos de aquellos que tenemos la certeza de nuestra pequeñez al lado de la Mujer…
José Pedroni, el poeta Galvense Esperancino, en su poema «Maternidad» nos muestra la sencilla majestuosidad de la Madre… con él, saludo a las madres en su día… que no es solo un domingo… es todos los días del año!!!

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