213 años atrás en el tiempo, se iniciaba lo que ahora llamamos la Patria… Los ideales de Libertad, Igualdad, Fraternidad, germinaban en el Río de la Plata haciéndose luz un 25 de Mayo…
Leídos por algunos, propagados por unos cuantos, incorporados por miles, esos Ideales se hicieron piel en el pueblo y le otorgaron más coraje que armas…
Ciertamente se precisaba mucho coraje, no sólo para luchar sino también para cambiar los paradigmas de pensamiento… porque en aquel tiempo el rico era rico… el pobre, pobre y el esclavo… esclavo… con muy pocas posibilidades de que eso cambiara…
No sólo fue el coraje para blandir el Sable, sino también el necesario para decir lo que hay que decir, hacer lo debido, y asegurarse que todos se enteren… Los panfletos y gacetillas de Moreno no alcanzaron, fue necesaria también, la difusión oral… Lo que cada patriota pudiera transmitir a los vecinos…
Pero lo más importante para recordar de aquel momento revolucionario… fue el ejemplo… Desde las vehementes reuniones en la casa de Rodríguez Peña o en la Jabonería de Hipólito Vieytes, hasta la acción de los «Chisperos» French y Beruti en los días previos al 25… o la Decisión de Moreno, la Rectitud de Castelli y la Vocación sin medida de Belgrano…
Muchos de ellos provenían de familias de acomodados comerciantes o importantes terratenientes… algunos, lejos de acrecentar su patrimonio, al final de sus vidas, poco les quedaba… a Hipólito Vieytes y Rodríguez Peña le cerraron la Jabonería; María Guadalupe Cuenca esposa de Mariano Moreno, el abogado más prestigioso de Buenos Aires, sólo recibió una pensión de treinta pesos a la muerte de quien fuera el arquitecto y uno de los pilares de la Revolución; Juan José Castelli, el Orador que traducía el Mensaje de Mayo al Quichua y al Aymara para que todos entiendan de Libertad, muere de cáncer en la lengua; Manuel Belgrano, Abogado, Economista, General… el hombre del equilibrio, el Espíritu de la Revolución… tan solo tenía un viejo reloj que entregó en pago a su Médico…
Toda esa voluntad patriótica estaba en el medio de los intereses de poder y muchos dieron su vida por ese ideal de una Patria que imaginaban libre y feliz…
«Ay Patria Mía!» , exclamó Belgrano al sentirse morir… viendo como se iba demorando su sueño…
Hoy nuestro pueblo vuelve a tener que luchar y debatir sobre su libertad y su felicidad, ya no con hierro y fuego, sino con inteligencia, empatía y fraternidad…
«Ay Patria Mía!», diría Belgrano al ver tantas desavenencias…
El precio que pagamos durante la pandemia que atacó sin atender condición social, sexo o color de piel, no fue suficiente experiencia para librarnos de aquellos males que solemos llevar latentes y aparecen como una falsa coraza ante los conflictos: los odios y las fobias por el que es o piensa diferente… ya sea rico o pobre, profese la religión que sea o siga diferentes doctrinas…
«Ay Patria Mía!», diría Belgrano tratando de dar un ejemplo…
Nuestra Patria es como si fuera un cuerpo, una Muchacha joven que apenas tiene 213 años… no puede avanzar y lucirse si una parte está dañada… no se debe excluir, sino curarla para que pueda funcionar a la perfección…
Se que esto no es fácil… tampoco es muy difícil, se resume a trabajar con honestidad…
«Ay Patria Mía!», exclamó… y seguramente siguió pensando…: «te sueño… te sueño soberana, pujante, libre y feliz!»
Al fin y al cabo… es un sueño solamente…
Y soñar con esperanza no es malo… verdad?
Sigamos soñando… pero actuemos en concecuencia!!
Viva la Patria!