La Madre Tierra, generosa Pacha, que nos ofrece sin retaceos el fruto de su seno… De ella crecen poderosos troncos y preciosas flores, árboles con deliciosos frutos y mieses que un día serán pan… crea cauces para que el agua corra libremente en ellos, hermosamente cristalina o turbia de nutrientes… en torrentes o piélagos…
Y todas las criaturas gozan en ella…
Y el hombre, es la criatura que más disfruta de la tierra, sin embargo al mismo tiempo la degrada con crueldad… Y crea máquinas que la horadan, manipulando su suelo y su agua, en su afán de erigirse sobre el resto de las especies y sobre si mismo… sin piedad estruja la tierra, la consume y contamina, e impone condiciones sobre sus hermanos…
Así como es necesaria la Paz entre todos los seres humanos, también es necesaria la Paz con la Tierra que pisa, para que no la siga degradando…. y así encontrar la armonía que nos permita ayudar al Hermano que «no puede» o «no tiene» y «construir» una Tierra de todos…
Hoy pareciera que nuestra Pachamama está usando su derecho a réplica y nos advierte: » No todo lo que haceis está bien…» y al mismo tiempo nos recuerda: «no todo lo que haceis está mal»… Hoy tenemos que superar un virus que nos iguala… pues nos afecta a todos… y reaprender a vivir… así que usemos nuestro intelecto para crear el «Mundo de hermosura que los Antiguos dicen», como nos enseña Antonio Esteban AGÜERO en su poema «CANCION DEL PARA QUÉ DE LAS MÁQUINAS»
Namasté (Esta voz, como tal, proviene del sánscrito y se compone del vocablo namas, que significa ‘reverencia, adoración’, y te (del pronombre personal tuám, que significa ‘tú’, ‘usted’), que traduce ‘a ti’ o ‘a usted’. Así, literalmente, námaste significa ‘te reverencio a ti’ o ‘me inclino ante ti’, y es la forma más digna de saludo de un ser humano a otro.)