Después de festejar la visita de los Reyes Magos con mi Nieta Emilia, su Mami y su Papi… puse mis energías en programar el viaje para visitar a mi otro Nieto en la, ahora, muy lejana San Juan… ya saben, ya no es más cargar combustible en el auto o comprar el pasaje… Hay que tener el permiso para circular, el certificado de verano, asegurarse de gozar de buena salud… o al menos no padecer males que concuerden con el famosísimo Covid 19… es toda una tarea… y si vas acompañado se duplica la burocracia…
Un poco más de un año de no verlos iluminaron mis trámites y la ansiedad fue aumentando a medida que se acercaba la fecha de partida… y, todos saben… las expectativas van haciendo de las suyas… empezamos a vivir más el futuro que el presente, pensando en lo que será o lo que haremos… por que lugares pasearemos y que cosas o paisajes veremos…
Finalmente llegó el día, con el equipaje completo, las valijas con más regalos que ropa, la aplicación cuidar actualizada y, por las dudas, también en formato papel, previamente rociados por el sanitizante y sin olvidar el infaltable barbijo… subimos al colectivo… solo faltaban las 12 horas de viaje para cubrir los 800 kilómetros…
Entre sueños, un poco de lectura y algo de charla (y unos sándwichitos… que te los tenes que llevar, porque por protocolo no te dan nada) siendo las 8.30 de la mañana bajamos del coche para encontrarnos con las sonrisas que se escondían detrás de los barbijos de Didier y Magalí… era el 16 de Enero…
Luego fue una vorágine de besos, abrazos, palabras y algunos silencios para escuchar al chiquitín… y continuamos así poniéndonos al día con cosas propias y ajenas, preparar las comidas, planear el viaje a Sierras Azules (donde teníamos rentada una quinta desde el miércoles hasta el domingo) y por supuesto jugar…
El lunes, después de almorzar, fuimos al Parque de Mayo, un lugar muy lindo con un particular Monumento al Deporte, allí caminamos, merendamos charlamos y jugamos… ya algo cansados volvimos a la casa a bañarnos y preparar la cena… y así todo muy fluido paso la cena y los más jóvenes… Didier, su Mami y su Papi se fueron a dormir mientras que con Alejandra nos quedamos de sobremesa tomando té ella y yo café…
En medio de una charla de no sé qué, se sintió un estruendo terrible… y la casa comenzó a temblar… junto con el estruendo del temblor comenzó a sentirse el ruido de cosas cayendo al suelo y la energía se cortó quedándonos a oscuras…
La casa se sacudía como si fuera una coctelera y yo no atinaba ni siquiera a pararme… solo pude abrazar a mi compañera y balbucear que todo iba a estar bien mientras ella gritaba preocupada por los chicos…
Ella miraba el techo pensando cuando se nos iba a caer encima y yo miraba el piso, con la idea de que se abriría tragándonos… por suerte ninguna de las dos cosas pasó…
De a poco… al menos eso creo, el temblor fue cesando…
Dicen que cuando estas cosas ocurren, hay que abrir las puertas, ubicarse al costado de muebles bajos y fuertes, tener preparada una mochila con alguna ropa y bastante agua y por supuesto salir afuera…
También dicen que en estas experiencias extremas, la vida nos pasa delante de los ojos… puedo asegurar que no es así… eso viene después… como un «déjà vu»… lo que sí creí, fue que habían pasado de 10 a 15 minutos… pero solo fueron algo más que 30 segundos…
Como Profe de Educación Física, sé que 30 segundos es un tiempo considerable… en básquetbol pueden ser varios ataques, en fútbol se puede decidir el resultado de un partido… un velocista recorre más de 200 metros, un nadador más de 50 en cualquier estilo…
Sin embargo, en ese tiempo, que me pareció interminable, no pude hacer nada de lo recomendado…
Aunque en el complejo en que estábamos no se produjo ninguna rotura ni fisura de la estructura, en otros lados sí… mamposterías, estanterías, tapiales, casas totalmente derrumbadas, grietas en el pavimento…
Ya pasado el temblor fuerte, nos abrazamos y nos animamos unos a otros con gratitud por estar bien…
Y vino toda una reflexión sobre las cosas que hay que hacer o tener preparadas para un evento de esta naturaleza… sin desmedro de esa preparación, que es fundamental, hay otra cosa que se debe tener en cuenta… porque si la casa se hubiera derrumbado, o la tierra al abrirse nos tragara y hubiéramos quedado sepultados entre escombros… de qué servirían las posesiones… pero más que eso, de que servirían las vanidades, de qué servirían los odios y rencores… solo el amor sobrevive a la adversidad…
La Empatía, que no es otra cosa que una actitud amorosa hacia los demás, es la que hace que nos arremanguemos dispuestos para la ayuda al prójimo… por eso es importante también «VIVIR» de verdad… en servicio, a veces… otras para el goce… y asegurarnos que lo que hagamos tenga presencia y amor…
Días después del temblor, estábamos en la piscina de la quinta practicando «NADATACION» con mi nieto Didier… él con su salvavidas y yo con el que con el tiempo y el exceso de comida se ha incorporado a mi esquema corporal… cuando, sin razón alguna, se acercó chapaleando a su modo y me dio un abrazo y un beso… Por un segundo volvió el temblor y lloré… solo un par de segundos eternos… lloré de gratitud por haber estado allí presente de cuerpo y alma…
Después de todo esto, me queda un consejo para dar… se resume en el Proverbio que está en la portada del Blog «Los escritos de Carlitos» De los manuscritos de Susana Griffin
«Cuidad este día… porque es vida!
La verdadera vida de la vida…
en su breve curso se hallan todas las realidades de la existencia:
La belleza del crecer…
El esplendor de la acción…
La gloria de la fortaleza…
Porque el ayer no es sino un sueño…
y el mañana tan solo una visión…
Porque el hoy bien vivido, hace de cada ayer un sueño de felicidad!!
Y de cada mañana una visión de esperanza…
Cuidad bien, por tanto, de este día!»
Fue muy bravo, pero podría haber sido peor y por suerte hay muchos edificios muy bien construidos 😄
Uf!!! conmovedor e inquietante relato..
por unos instantes me vi involucrada en esa situación..me dio cosita..pero sirve para pensar..
Un abrazo!
Fue muy bravo, pero podría haber sido peor y por suerte hay muchos edificios muy bien construidos 😄
Uf Carlitos! Impecable ese relato como siempre…pero que miedito 😕 por suerte todos bien!!! me alegro que disfrutes de Emilia y Didier, también de tus queridas hijas. Saludos
Carlitos! Lo importante es ponerle una maderita a modo de baranda a la bodeguita de los vinos para que no se caigan! Y que se sacuda nómasss!!!
Que fotazaa con tu nieto!!!!!!!
Tatejose! Siiii lo importante es que no se rompa el vinito… sería lamentable, además del piso rajado tener que andar lamiendo el vino derramado! 🤣 jaja 🤣
Síiii Laurita! Nos pegamos un julepe!!! Luego de semejante sacudón me quedó cierta tranquilidad por lo bien que está construido el edificio donde viven los chicos 😂 🤗
Hermoso y conmovedor relato.. Yo aquí en Córdoba, también se nos sacudió bastante y lo primero que pensé fue en los nietos.. Y desde luego llamarles.
Es así el corazón te redirige el pensamiento… Un abrazo 🤗 primazo!!!!