Desde el 2007, una ausencia llena de dolor a todos los maestros… desde el 4 de Abril nos falta un maestro, víctima de la represión… 

Carlos Fuentealba aquella mañana neuquina dió
«LA ULTIMA CLASE»…
«Era temprano, muchos alumnos le dijeron que no fuera… que iba a ser boleta
Pero… esas cosas que dicen los chicos…
Igualmente fiel a sus principios y deseoso de ver los cambios que algún día tienen que venir, se preparó…
Seguramente tomó aire y suspiró lentamente, seguro que tomó algún mate… y sin duda, con mucha ternura, revolvió el cabello de sus hijas – todavía dormidas- y con la misma ternura habrá abrazado a Sandra, con esos fuentes brazos que daban la impresión de ser indestructible… – Todo bien, negrita – le dijo tal vez…
Y salió con paso tranquilo pero firme a encontrarse con los compañeros para ver si alguna vez estos candidatos del gobierno entienden  lo que significa JUSTICIA… EDUCACIÓN…
– Parece mentira que tengamos que llegar a esto!!- más de una vez esta frase le habrá dado vueltas por la cabeza…
Y así marchó con todos hacia la ruta 22 a la altura de Arroyito…
Allí, uno de tantos… pobre como tantos maestros… y rico… como todos los maestros… ricos en dignidad, ricos en sabiduría, ricos en experiencia de poner el hombro todos los días, ricos en verdad, ricos en honradez,  ricos en tolerancia… exigiendo al gobierno – que solo da limosnas en metal – esa riqueza para todos…
Y no hubo limosnas, ni acuerdos, ni tratos, ni tolerancia…
Un ejército de hombres acorazados,  una banda de inquisidores que al son de sus tacos avanzaron tirando gases lacrimógenos y balas de goma refugiados en la protección de camiones hidrantes…
No hay en los Profesorados, ni en los Institutos, ni en las Universidades seminarios para resistir las granadas, ni balas de goma, ni golpes de escudos ni bastonazos…
Y allí estaba Darío Poblete, un experto, un diplomado en la violencia… Un refugiado de la impunidad en un uniforme azul…
Y allí tambien estaba el «Rey del Colegio»… y la granada… y su cabeza… y la sangre que corría y la vida que se iba… y la Última Clase llegaba a su fin…
– Las amo… – seguro murmuró para Ariadna, Camila y Sandra – los quiero – para sus alumnos y compañeros… Y luego… nada…
La intolerancia cobró una vida… reina y señora…
Pero si creen que ha ganado, están equivocados… Carlos no está, pero está!!! Más presente que nunca… renovando su cátedra de honor, y su voz es la voz de todos… Y pase lo que pase estaremos como ahora… Para decir: CARLOS FUENTEALBA!!!  PRESENTE!!!  AHORA… Y SIEMPRE!!!»