Mi tumba no anden buscando
Porque no la encontrarán
Mis manos son las que van
Junto con otras tirando
Mi voz… la que va gritando
Mi cuerpo, el que sigue entero
Y sepan que solo muero
Si ustedes van aflojando
Porque el que murió peleando
Vive en cada compañero…
En una Plaza Venadense de nombre «PLAZA DEL DOCENTE , los Maestros y Profesores de la zona junto con algunas autoridades políticas y religiosas recordábamos a un Docente que desde el 4 de Abril de 2007 no ha vuelto a cruzar los umbrales de las escuelas en las que solía desempeñarse… pero a partir de ese día, cada Abril entra en todas las escuelas de la Argentina… y el Hombre que fue asesinado una soleada mañana Neuquina dicta una clase sobre templanza y convicciones… una clase sobre la importancia de la Educación… una Educación de Verdad y Justicia… una Educación que hace a los verdaderos Hombres…
Serás un Hombre…
El Hombre se levanta temprano en la fresca mañana de abril. Volutas de agua hirviente viajan desde la cocina, el aroma del café inunda el ambiente…
Su deseo por dejar todo en orden lo lleva a moverse de un lado a otro de la casa… hay signos de preocupación en su rostro… Sin embargo la angustia de las cosas sin resolver no menguan sus decisiones. Nunca en el pasado, ni tampoco ahora en el presente…
Recorriendo su pasado, confía en las elecciones tomadas… La de ser un trabajador responsable; de tener presente y luchar por la justicia social; la de estudiar para mejorar su realidad, especialmente su realidad interior; la de formar una familia; la de ser docente; la de amar…
Y todo va tomando forma… pues recibe lo que ha sembrado… Respeto de sus compañeros, Elogio de sus alumnos que lo han nombrado Rey del Colegio, Amor de su esposa y sus hijos… se completa la rueda, pero aún falta el reconocimiento que se traduzca en una mejor situación para todos…
Por eso parte en la mañana Neuquina, a la ruta 22 en la altura de Arroyito, hacia una protesta con la que está de acuerdo, pero no en su método. Aún así, ni una sombra de duda existe en su decisión de participar…
Y allí va, firme y decidido como siempre; atrás quedan Sandra, Ariadna y Camila, abrazadas y acariciadas con esa ternura infinita que nace del Amor que les tiene y del que siempre dio muestras.
Ese es Carlos Fuentealba, un Hombre íntegro… que es el mismo con los niños y con los adultos, el mismo para sus alumnos y para sus colegas, que frente a los dignatarios del poder no cambiará un ápice su forma de ser…
Allí está junto a otros maestros y “profes”, armados de “decisión y razón” frente a un escuadrón completo de policías, ataviados de armaduras y con fusiles, pistolas y granadas, resguardados detrás de carros hidrantes… que desagradable contraste en el bello paisaje neuquino…
La fuerza del orden que debería garantizar y preservar la seguridad de los ciudadanos, se hace presente con un Sí imperativo, despótico, descargado totalmente de valores:
– «¡Sí, los vamos a sacar a todos, porque esa es nuestra orden!» – dice un policía con la certeza de saber bien de lo que habla…
Y los sacan sin más… inútiles son los gritos que les dicen: “ ¡Paren, somos los maestros de sus hijos!”
La represión comienza, y la granada es disparada…
Como si fuera un gigantesco Pehuén talado, cae sobre la carretera Carlos Fuentealba, un Hombre Neuquino…
Probablemente a Darío Poblete lo agobie la pregunta ¿y si…? Quizás a Jorge Sobisch también… pero el arrepentimiento no alcanza, un Hombre ha muerto…
Nada que hagan en adelante los convertirá nuevamente en Hombres…
Pero el que cayó el 4 de abril en Neuquén, ese que arriesgo todo sin dudar, el que supo llenar el inexorable minuto con su esfuerzo supremo… ese sí era un Hombre, y lo seguirá siendo pues cada vez que lo nombremos: Carlos Fuentealba! Nuestra respuesta unánime será… PRESENTE! AHORA Y SIEMPRE!
Carlitos!!!
Que buen relato!!!
Que buena descripción!!
Carlos Fuente Alba, un hombre -maestro con todas las letras!!!
Gracias por traerlo al presente cada año!!!
Un abrazo!!