Desde el 27 de agosto de 1920, en que, los que fueron conocidos como «Los Locos de la Azotea», transmitieron desde el Teatro Coliseo de Buenos Aires la Ópera Parsifal de Wagner, dando inicio a los tiempos de radio, los hogares fueron llenándose poco a poco con la voz de los Locutores y la magia de la radio… y así la Argentina estaba a la cabeza del mundo en uno de los inventos más extraordinarios de la modernidad…
Primero en complicados artefactos con delicadas válvulas, luego fueron transistores… Ahora están en pequeños teléfonos y hasta en gigantescos televisores…
Y aunque la tecnología haya cambiado notablemente, el origen de la voz sigue siendo el mismo… Un ser humano al que llamamos Locutor, y que diariamente nos cuenta historias, misterios, noticias, el estado del tiempo… nos vende productos, anuncia viajes y nos propone escuchar música, canciones y muchas más cosas cada día…
Hoy, atrapados por las imágenes nos olvidamos, algunas veces, de la compañía que ha significado la Radio acercando esa magia singular, propia de una época, pero que no ha perdido vigencia… Atrás han quedado aquellos artilugios que se hacían «en vivo» en la radio para hacernos creer que estábamos en un lugar determinado… o en una situación especial… recurriendo a una increíble creatividad para meternos en una tormenta, o en medio de una tropilla de caballos, a orillas del mar o en una cascada… y los sonidos reemplazaban las imágenes… luego el cine y la televisión… y ahora la telefonía con imágenes nos coloca en un mundo que, en los primeros tiempos de Radio, no era siquiera imaginado… y lo que parecía sepultar a la Radiofonía le vuelve a dar impulso.
Hoy podemos estar en contacto con ellos y ser parte de los programas con mensajes escritos o con la propia voz. Quién no queda atrapado por el sonido del descorche de una botella de vino, o el burbujeante sonido de una gaseosa fresca al caer en el vaso, o la cálida y seductora voz (femenina o masculina) que nos vende una prenda, zapatos o perfumes?
Lo extraordinario de la Radio es que con un solo sentido activa a todos los otros. Y lo que oímos nos lleva a ver, oler, gustar y palpar.
Como un buen Libro, activa nuestro cerebro tantas veces apoltronado.
En en la pandemia la compañía de la Radio ha sido invaluable al acompañarnos en aquellos tiempos difíciles. Pero su presencia en medio de las tareas hogareñas, entreteniendo en nuestros trabajos, acompañándonos en los viajes o llenando nuestra soledad, continúa inclaudicable a nuestro lado.
Por esa grata presencia de cada día, agradezco infinitamente y les deseo un muy feliz día de la Radiofonía, a los que escuchamos y a todos los que hacen posible que eso ocurra!!!
Muchísimas gracias!!
Como siempre Carlitos, intacto tu relato tan lleno de verdad y sentimiento!!! Graciassss !!!
Gracias Andrea!