Raíces

Profe Horacio Gimenez

Este año cumpliría 95 añitos… El decía que era Modelo 29 y aunque fue el año de la gran crisis… en ese año también se habían construído fantásticos automóviles, como el Alfa Romeo C6 1750, el Rolls Royce Silver Ghost , el Lancia Lambda o el Bentley 4.5 litres ganador de las 24 hs de Le Mans… 
La famosa y terrible crisis del 29 no impidió que Pintorescos  personajes como «Minguito Tinguitela», Armando Tejada Gómez, las bellísimas Audrey Hepburn y Grace Kelly, la talentosa cantante Estela Raval y el Maestro de Ajedrez Tigran Petrosian vieran la luz en el año de nacimiento del que fue conocido como «El Profe» Giménez… mi Padre… Horacio Ricardo.
Nació en Casilda, vivió en Rosario, Tanti, Buenos Aires, Venado Tuerto, Teodelina y Capitán Bermúdez…
Estudiando Farmacia, conoció a Beatriz Raquel Braier… «La Beba», lo que de algún modo lo trajo a Venado Tuerto en donde trabajó en una Fábrica de licuadoras llamada Dison que se ubicaba en la esquina de Rivadavia y Saavedra (hoy Supermercado Mami)
Por un tiempo fue Mecánico Dental de su suegro el Dr. Samuel Braier y de su cuñado Benjamín… y quizás de ello perfeccionó sus habilidades manuales y con el tiempo se convirtió en un artesano familiar que nos fabricaba juguetes de yeso, madera u hojalata…
Para un cumpleaños me regalaron un avión a escala para armar marca Airfrix y como yo era muy niño le pedí a mi papá que lo armara… mi Mamá vió el interés y el entusiasmo que ponía en hacerlo, entonces, los regalos para él comenzaron a ser esos pequeños aviones a escala… y fue así que tuvimos una colección en la que estaban el famoso Fokker triplano del Barón Rojo, el Sopwith Camel inglés, el Mustang P51 americano, el famoso Stuka alemán, el Zero japonés y por supuesto el Bleriot XI que volara su padre en la época de Newbery  y Fels… a todos les agregaba un pequeño detalle con un fino pincel, como un símbolo de infinito o una letra omega… lo mismo hacía con sus libros… los firmaba en la página 51…
Sus aficciones nos lo robaban algunos fines de semana, pero nos lo devolvían cargado de unos extraordinarios «Amigos», que llenos de grasa hasta los pelos festejaban con él, la marcha del «bólido» que preparaban para la «Limitada del 27» en la famosa «Peña La Palanca» de Teodelina.
Tenía letra caligráfica y era capaz de sobrepasar las 180 pulsaciones al escribir a máquina y aunque sólo tocaba la armónica, leía y escribía música… lo que le permitió crear el Coro de la entonces Escuela de Comercio N° 5 de Teodelina… donde fue Secretario, Profesor y Director…
Aunque inició sus estudios en la facultad de Farmacia de la UBA (donde conoció a «Beba») su vocación fue la Docencia y fue alumno fundador en la primer Promoción del Profesorado N° 7…  con el tiempo fue su Director en un difícil período que precedió al golpe de estado del 76…
A pesar de que la Matemática, la Física y la Química han sido las asignaturas consideradas el «cuco» en todas las escuelas, el 99% de sus alumnos esperaban que llegara la «hora del Profe Gimenez», porque significaba algo diferente: un misterio por develar, un divertimento, una historia o una riquísima charla…
Así se convirtió en Artesano de los Números, lo que le servía para organizar el pensamiento, desentrañar misterios y entender la vida… y en esa vertiginosa vida de docente, de almuerzos apurados, corriendo de escuela en escuela y persiguiendo colectivos, quedaban apenas algunas noches y algunos fines de semana en los que, la magia de un cuento, o juegos de cartas, dados o la revisión de libros y mapas… nos reunía a todos en el misterio y en la algarabía…
Ahora que han pasado los años… la nostalgia me hace volver en el tiempo y deseo festejar nuevamente su cumpleaños… y mientras yo hago el asado, lo imagino armando un avioncito mientras nos cuenta un cuento inventado y con una sonrisa roba las papas fritas de nuestros platos diciendo… «el que termina primero ayuda a su compañero…»

2 thoughts on “Raíces

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *