Un músico en dos mundos

En el Arte muchas veces las obras y sus creadores siguen el mismo camino de fama y fortuna, pero otras no… la obra va por un lado y el autor o la autora, va por otro muy distinto…
A veces las obras tardan en ser conocidas, y cuando esto sucede su autor ya no está… como Vincent van Gogh. Pero este es el caso de una obra que adquirió notoriedad inmediatamente mientras que su autor siguió otro camino…
Quizás los venadenses quisiéramos que hubiera nacido aquí, o de alguna de las familias fundadoras de la ciudad… pero no, Cayetano Alberto Silva nació en Uruguay en la ciudad de San Carlos y era Negro…
Hijo de una esclava liberta que tomó el apellido de su patrona Silva… Su padrino fue un destacado médico y político que llegó a la primera magistratura del Uruguay, el doctor Francisco Antonino Vidal, primo de las hermanas Silva dueñas de casa donde servía la madre de Cayetano y quedó deslumbrado por los avances del niño especialmente en música e hizo gestiones para que pudiera ingresar a la Escuela de Artes y Oficios de Montevideo. Allí, además de perfeccionarse en violín, corno y otros instrumentos, aprendió tipografía y telegrafía.
A los 15 años comenzó a componer su primera obra musical que fue un himno obrero para la Sociedad Obrera Uruguaya, y por su naturaleza generosa, rara vez se negó a componer una pieza que le pidiera algún amigo, club o institución.
Tal vez como músico de una Banda o como telegrafista, abordó un barco y recorrió Europa, donde además de música aprendió Francés e Italiano, dominando de este último sus variados dialectos, lo que le permitiría relacionarse con la colectividad Italiana que llegaba al Río de la Plata.
Y llegó a Buenos Aires con un gran bagaje de conocimientos y cualidades… quizás tuvo que mentir sobre sus orígenes para ingresar al Ejército Argentino, ser «Negro» no generaba gran escollo, pero ser «hijo natural» lo dejaba fuera de los derechos de un ciudadano (recién en 1954 se impulsó una ley que igualaba los derechos de los Hijos de Madres Solteras, hasta entonces llevaban en la documentación una leyenda en rojo que decía «Hijo natural»)
Cayetano Silva ingresó al Ejército Argentino en 1895 en calidad de director de Banda con el grado de Capitán, aunque la vida militar no condecía con su vida bohemia, su simpatía y sus cualidades musicales hacían que sus compañeros le reclamaran pocas veces y no escalara la protesta… y ya en Rosario esa simpatía y sus conocimientos le permiten ingresar en la Familia Santanelli donde le enseña Corno al Padre, Telegrafía a un hijo y se enamora de Filomena…
Este hombre, considerado por la Sociedad como un Negro Simpático nunca mezquinó su sapiencia a quien le solicitara, ya sea, el dominio de un instrumento, una pieza musical o las habilidades para manejar el telégrafo…
Finalizando el año 1898, ya con su hijo Benjamín, la Sociedad Italiana Unione e Benevolenza de Venado Tuerto, en la provincia de Santa Fe, le propone organizar una banda y fundar una escuela musical. Su actividad no se limita a la música porque también ejerce como maestro enseñando a algunos colonos italianos que eran analfabetos, función que puede cumplir con solvencia debido a su conocimiento del idioma.
Los servicios de la orquesta eran requeridos desde pueblos vecinos a los que se trasladaban para animar los bailes o los actos públicos.
Sus actuaciones y las de la banda que había formado no se limitaba a los actos de la colectividad italiana, también se presentaba con entusiasmo en los festejos de otras colectividades fue así que participó en las primeras romerías efectuadas en Venado Tuerto de la colectividad española.
Como era un compositor prolífico, componía continuamente. Según su hijo Alberto, su generosidad lo hacía descuidado, ya que muchas de sus composiciones se perdieron o quedaron con el destinatario como autor. Pero muestra de su talento quedaron, además de la Gran «Marcha San Lorenzo» compuso «Curupayty»; la música de las obras teatrales de Florencio Sanchez «Canillita» y «Cédulas de San Juan»; la Marcha «San Genaro», los Tangos «Pato al agua», «Mas vale tarde que nunca», «La Leona» y «El pibe Vidal»; la Marcha «Viva Mendoza»; «Centenario de San Lorenzo»; «Monterrey»; un Himno en homenaje a un empresario y quien sabe cuantas más…
Pero lo que en los inicios era un pequeño escollo, pasó a ser un serio problema… Los celos por su increíble capacidad musical, encontraron mejor aliado en el color de su piel… y poco a poco fueron taladrando su espíritu…
Tal vez sea cierto que murió de tristeza… Al tiempo que su «Marcha San Lorenzo» ya con letra de su Amigo Javier Benielli, se cantaba en todas las escuelas del país, el Maestro Cayetano Silva moría pobre y olvidado… y en su muerte recibiría un nuevo golpe… la Policía, en la que desempeñaba últimamente su trabajo le niega la sepultura en su panteón… por ser NEGRO…
Setenta y siete años tardó la burocracia en darle a Venado Tuerto la posibilidad de traer sus restos… en el camino se lo ha honrado con Escuelas y calles a lo largo y ancho de nuestra Patria… pero parece que el escarnio persigue a este Negro, Extranjero e Hijo Natural de una Esclava…
Aún sin saber nada de música, me atrevo a decir que, solo por ver su obra y bucear en la historia que tiene respaldo científico, no puedo pensar siquiera, que nuestro Amigo, «el Negro Silva», hubiera precisado comprar una partitura… sin embargo se ha puesto en duda sin fundamentos.
Pero si quieren saber sobre la vida y obra de el Capitán… mejor dicho MAESTRO CAYETANO SILVA les recomiendo el Libro de la Historiadora Profesora ALEJANDRA GARCIA «CAYETANO SILVA: la historia de vida del músico afrodescendiente que compuso la Marcha San Lorenzo».
Volviendo a la obra de Cayetano, puedo decir que «la Marcha» es un género musical muy particular y emocionante ..debe contar con unos requisitos de estructura y estilo o carácter para designarse como tal. En el mundo hay extraordinarias Marchas… «La Marsellesa» Himno de Francia, tiene ritmo de Marcha, la «Marcha Radetzky de J. Strauss, «Barras y estrellas» de Sousa, «Viejos Camaradas» de Albert Teike, «Avenida de las Camelias» de Pedro Maranesi, «Marcha del Coronel Bogey» de la famosa película «Puente sobre el río Kwai»… todas hermosas, muy lindas…
Pero ninguna como la «Gran Marcha», escrita para Richheri, pero dice Alberto Silva que era dedicada a San Martín… nacida aquí, en la Casa de la calle Maipú 966, escrita e interpretada por primera vez por un Negro Simpático de nacionalidad Uruguaya, nacionalizado Argentino, Hijo Natural de una Negra Liberta, con su Violín… El Maestro Cayetano Alberto Silva… de Él, desde Venado Tuerto para el mundo, la MARCHA DE LAS MARCHAS… la «MARCHA SAN LORENZO»!!
Sirva este este escrito para recordar el día del nacimiento de este gran Músico un día 7 de agosto de 1868 en la ciudad de San Carlos, departamento Maldonado de la vecina República de Uruguay, también ratificar la importancia de la unión entre los pueblos y al mismo tiempo recordar al Poeta Venadense, Máximo Roberto Ledesma que se une con su pluma al recuerdo inmortal de Cayetano Silva con estos versos al pie de su Monumento en la explanada de la estación de ferrocarril en las calles Sarmiento y Juan B. Justo de Venado Tuerto…

AL MAESTRO CAYETANO SILVA
Te rescato maestro andando las calles de mi pueblo,
tu moreno rostro contemplando la distancia
o buscando, quizás, alguna nota para tu violín dormido;
mientras que pecho adentro crecía tu Esperanza

Fue amanecer tal vez de horizonte sonrosado
cuando, hasta tu madero llegó un rumor de melodía
y el rumbo de tu copla comenzó a ser marcha
ganando firme los caminos inmortales de tu vida

San Lorenzo y su tronar de batalla se hizo música
rescatando el arrojo crucial de sus valientes,
redimiendo al granadero que moría por su patria,
salvando a quien sería el salvador de medio continente.

Te veo caminar como si fueras el hombre señalado,
el que supo ponerle melodías al clamor que calla,
el que herido de nostalgias desde su violín lo diera todo,
igual que Cabral, entregando el corazón en la batalla.

Inmortal es tu nombre maestro, lo mismo que tu marcha,
y en el nombre de este pueblo al que arribaste,
levanto esta trova en tu memoria para celebrar la vida,
‘en ella está todo el calor de aquel violín que tu pulsaste.


Máximo Roberto Ledesma

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