Un Pueblo, un Cielo

La Astronomía tiene dos días de festejo, uno en Otoño y otro en Primavera… Este año serán  el 7 de Mayo y el 3 de Septiembre… para los del otro hemisferio las estaciones van cambiadas…
Variables como el Carnaval y la Pascua, estos días se establecen en el sábado más próximo a la primera luna creciente de la Estación…
Un día así, en 1973 el presidente de la Asociación Astronómica del Norte de California, Doug Berger, con el propósito de aumentar el interés hacia la Astronomía, distribuyó, en los lugares más concurridos de la región, una gran cantidad de telescopios… para que las personas que pasaban pudieran disfrutar de las maravillas que regala un hermoso cielo estrellado… y así surgen los dos días de la Astronomía…
Unos años antes de este acontecimiento… la nostalgia me lleva a mi casa familiar en Teodelina… en la calle José María Moreno N° 507…  
A mediado de los 60, mi Papá (el Profe Giménez) había conseguido unos cristales de buen espesor y tamaño, los que estaba tallando, con el objetivo de construir un Telescopio… y en ese afán ponía a toda la familia a trabajar… por supuesto se agregaban… novios y amigos… todos se incorporaban en el «Proyecto»… y metían mano en el proceso de devastado y pulido de los cristales… Contrariamente al dicho «muchas manos en un plato, hacen mucho garabato», en este caso, la intervención de diferentes manos va compensando los errores… por lo que a veces éramos un montón esperando turno…
Este trabajo, que muchas veces era compensado con las ricas comidas de la «Beba» (mi mamá),  dió  como primer fruto una lente biconvexa, un poco más chica que un «disco simple» (los que son de la época sabrán de que hablo) y que era la herramienta para pulir los cristales que luego serían espejados…
Mi casa quedaba en una esquina y estaba construida con ochava. La habitación que estaba en ese lugar cumplía las veces de un salón múltiple, con bibliotecas, trinchantes, un sofá y una mesa grande que llegaba a tener más de 2 metros porque se estiraba… Allí nos reuníamos cuando éramos más que los siete de la casa…
Y en ese lugar comenzaron nuestras experiencias Astronómicas…
La ochava tenía una gran ventana que daba al naciente… y por allí veíamos, por detrás de la casa de la familia Lombán, la salida del Sol o la Luna…
Pues bien, no teníamos tubos grandes, ni los espejos, ni montajes para seguir la eclíptica… solo una lente que parecía una lupa gigante y otra lupa con marco rectangular, de las que se usan para ayudar a la lectura… Pero sabíamos donde aparecía la Luna… también teníamos esos soportes de alambre donde se ponían los discos… y allí sosteníamos la lente, que colocábamos, estratégicamente en la ventana, arriba de un par de libros buscando la altura ideal… luego con la lupa, nos íbamos al otro lado de la mesa, calculando «a ojo» el lugar del foco… y a esperar…
Y cuando comenzaba a salir la luna, llegaba la ansiedad… más aquí, más allá, más arriba, más abajo… la luz fuerte de la luna nos ayudaba pues al pasar por la lente más grande formaba un haz que nos guiaba y la voz firme de mi Papá nos volvía a la calma… y alguno que le había tocado el turno sorprendía con un aaaahhhh! … era porque había encontrado la imagen bastante clara de la Luna… y el siguiente que quería mirar ya no encontraba la imagen, pues la Luna seguía ascendiendo… así que había que poner algún libro más… y con un poco de suerte la mayoría terminábamos habiendo visto una Luna en la que nos parecía haber distinguido algo de su orografía…
Otras veces, con luz solar y los mismos elementos, fabricábamos arcoiris que se reflejaban contra la pared… pero este era asunto de la Física y no de la Astronomía…
Lo cierto es que nuestro interés por la Astronomía comenzó mucho antes que Doug Berger impusiera el día… pero la situación económica, más los proyectos personales que van cambiando, dejo atrás ese interés por el universo…
Sin embargo igual que a los antiguos que  decidieron fijar su mirada hacia los cielos, con el fin de responder la gran incógnita que aún hoy en día mueve al hombre… «quién soy, de dónde provengo y cuál es mi propósito o destino»…. siguió moviendo los espíritus familiares… y un dia, el espejo preparado por el «Profe Giménez» pudo reflejar en un telescopio rudimentario.. la Luna, Saturno y sus anillos, Júpiter y sus satélites… En la actualidad debe estar en la Escuela Secundaria de Teodelina… quizás haciendo incursiones por el Cielo… que es Uno solo… y que está disponible para todos…
Dirán… «No dijiste casi nada de Astronomía «!!
Y no… eso lo guardamos para el 24 de octubre, que es el día de la Astronomía Argentina…

2 thoughts on “Un Pueblo, un Cielo

  1. Gracias Miriam, tu marido era parte de los talladores… no porque fuera novio de alguna de mis hermanas…sino porque era Amigo de la casa!

  2. Carlitos..
    Si por algo me gustan tus relatos, es por la capacidad que tenes, de transportarnos en el tiempo y al lugar ,donde ocurrieron los hechos…
    Cada frase me hace vivir lo que estas narrando…Felicitaciones!!!

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